Mientras el Giro de Italia hace una pausa para su tercer y último día de descanso, la pregunta que enfrenta Nairo Quintana, Thibaut Pinot y Vincenzo Nibali es simple: ¿cómo se puede derrotar a Tom Dumoulin?
Dumoulin está dominado por una estupenda prueba contrarreloj en Montefalco y por la excelente exhibición en Oropa, con una ventaja de 2:41 sobre Quintana, 3:21 sobre Pinot y 3:40 sobre Nibali.
La fuerza de Dumoulin hasta ahora ha sido sorprendente, lo que ha llevado a compararlo con el español Miguel Indurain, un prototipo aparentemente perfecto sin debilidades obvias. O bien, como lo llamo el periódico italiano Il Corriere della Sera, «Un magnifico Frankenstein, demasiado monstruoso para ser verdad».
El periódico afirmó que la potencia de Dumoulin en la relación con su peso en la subida de Oropa es de 6.5kg/W, aunque el cálculo parece estar basado en una masa corporal de 68-69kg, contrastando con el peso dicho por el mismo Dumoulin en una entrevista con la cadena RAI donde indicaba que estaba entre 70 y 71kg.
Cualesquiera que sean las cifras verdaderas -y Dumoulin ha expresado su disposición a liberar sus datos de potencia después de la carrera, como lo hizo después de su participación en la Vuelta a España en 2015- el simple hecho de que el holandés alcanzo y finalmente desprendió a Quintana en Oropa basta para subrayar lo asombroso de su nivel hasta ahora.
Dumoulin, sin embargo, es más consciente que la mayoría del recorrido del Giro ha jugado a su favor o más bien a sus puntos fuertes. La etapa contrarreloj de Montefalco se hizo a medida para un ciclista de sus cualidades. La escalada que terminó en el Blockhaus y Oropa llegó después de una etapa completamente llana, y Dumoulin ya mostró su capacidad para hacer frente a tan cortos e intensos esfuerzos en la Vuelta 2015, sobre todo cuando venció a Chris Froome para ganar en la Cumbre del Sol.
El terreno en la tercera semana es sensiblemente más duro. A pesar de que Dumoulin ha realizado entrenamientos con escaladas largas en el Teide, no es lo mismo competir contra diferentes ciclistas, ser atacado por todos lados cuando estés subiendo el Stelvio o el Mortirolo, sobre todo cuando la fatiga de las dos primeras semanas se acumula en tus piernas y son parte fundamental en la ecuación.
La imagen del destrozado Dumoulin con la camiseta roja en el penúltimo día de la Vuelta 2015 ofrece más que un rayo de esperanza para Nibali, Quintana y compañía.
«La tercera semana será diferente», admitió Dumoulin en Oropa, y Bob Jungels (octavo a 5:18) insinuó sobre como seria esta última semana después de ganar en Bérgamo:
«Hemos tenido etapas muy estresantes hasta ahora, pero el perfil de las dos primeras semanas no han sido tan duras como las del año pasado», dijo Jungels. «Este año, toda la escalada es en la última semana y espero que sea más difícil la tercera semana comparada con la del año anterior».
Mientras tanto, y con otra contrarreloj de 30 kilómetros en el último día en Milán, los rivales de Dumoulin probablemente tendrán que ponerle por lo menos cinco o seis minutos esta semana para tener alguna esperanza de negarle la victoria final.
La mañana siguiente a la prueba contrarreloj de Montefalco, Paolo Slongo, director técnico de Bahréin-Mérida, sugirió que su equipo y Movistar podrían convertirse en aliados naturales de las circunstancias.
Giovanni Visconti, del Bahréin-Mérida, se quejó de la falta de cooperación de su ex compañero de equipo Movistar, Andrey Amador, cuando estaban en la fuga en camino a Bagno di Romagna, mientras Nibali expresó su sorpresa después que Quintana no se había dignado atacar en la subida final al Monte Fumaiolo.
Ya sea por accidente o por diseño, los enfoques de Nibali y Quintana tendrán que encajar de manera más ordenada durante la exigente semana final. Para ambos equipos, el envío de ciclistas en las fugas serán vitales para tratar de aislar a Dumoulin.
Un Dumoulin aparentemente sin grietas
Es muy difícil que el liderazgo de Dumoulin pueda ser revertido después del estado de forma demostrado hasta ahora. Tan difíciles como las cuatro etapas de montaña que tendrán que afrontar hasta el sábado, es difícil de ver un Dumoulin que concede entre uno y dos minutos cada día. Si Quintana, Nibali o Pinot buscan ganar este Giro, necesitan encontrar una manera de hacer añicos a Dumoulin, lo ideal en una sola etapa.
Es decir, a primera vista, una tarea más fácil de decir que de hacer, pero Quintana y Nibali al menos tienen algo de experiencia en este departamento. En 2014, el Giro parecía que sería para Rigoberto Urán, sólo un polémico ataque de Quintana en el descenso neutralizado del Stelvio pudo darle la vuelta a la carrera. El año pasado, el compatriota de Dumoulin, Steven Kruijswijk, parecía inexpugnable en la última semana, hasta su caída en el descenso del Colle dell’Agnello. El renacimiento de Nibali se dio precisamente en el mismo momento.
¿Pueden repetir la hazaña?
La exhibición de Nairo Quintana en el Blockhaus sugiere que puede, pero Nibali ha decepcionado hasta el momento, aunque vale la pena señalar que iba mucho peor en este mismo punto en el Giro del año pasado.
El tercero en la general, Thibaut Pinot (FDJ) fue el más desafiante frente a la embestida de Quintana en el Blockhaus hace una semana y, al igual que el colombiano, la sucesión de escaladas le conviene. No está claro, sin embargo, si será tan agresivo en la última semana ya que se acerca más a su objetivo declarado que es conseguir un podio en Milán.
Después de un lento comienzo, Ilnur Zakarin (Katusha-Alpecin) mostró signos de vida en Oropa, que lo elevó a la quinta posición en la general. El director deportivo de Zakarin, Dimitri Konyshev, insiste en que su preparación fue diseñada para ahorrar lo mejor para la exigente tercera semana que, al menos en teoría, debería adaptarse a su motor diésel.
Bauke Mollema (Trek-Segafredo) parecía estar viajando en la dirección contraria cuando luchó en Oropa, pero el holandés espera que sea mucho mejor esta última semana.
En este punto, para bien o para mal, nada está dicho en el Giro de Italia hasta que se cruce la línea de meta en Milán, y para derrotar a Dumoulin se tendrán que alinear muchos astros.