El reducido kilometraje en pruebas contrarreloj y cinco finales en alto hacen del Tour de Francia 2019 el escenario ideal para que un escalador puro este en lo más alto en Paris.
Las dos cosas que saltan a primera vista del recorrido de una Gran Vuelta son el número total de finales en alto y los kilómetros de contrarreloj.
Las respuestas a ambas en lo que respecta al recorrido del Tour de Francia 2019 (cinco finales en alto y 54 Km de Contrarreloj) hacen de esta pensar esta edición será para los escaladores.
De hecho, solo la edición 2015 ha contado con menos kilómetros de contrarreloj individual desde antes de que se introdujera la disciplina en 1934, lo que demuestra cuán escasas serán las oportunidades para los especialistas en julio.
En los últimos años, esto podría haber sido una desventaja para Team Sky. Tanto Chris Froome como Bradley Wiggins, generalmente construyeron los cimientos para sus victorias en la General en las pruebas de contrarreloj, ganando minutos sobre algunos de sus principales rivales.
Sin embargo, la aparición de un tal Tom Dumoulin (Team Sunweb) en los últimos años como el rival más peligroso para el dominio del Team Sky sobre el jersey amarillo ha cambiado la dinámica: ahora las pruebas de tiempo representan un territorio en el que el equipo podría perder, en lugar de ganar tiempo.
Todo esto sin mencionar grandes talentos en la crono como Primoz Roglic (Lotto NL-Jumbo) e incluso Richie Porte (Trek-Segafredo) hacen que este limitado kilometraje en la contrarreloj ahora sea más un alivio que una decepción para el Team Sky.
En cuanto a los cinco finales en alto, el primero, La Planche des Belles Filles en la etapa seis, parece que será crucial. En cada una de las tres visitas anteriores del Tour a este puerto, el ciclista que salió de esta etapa con el amarillo (Wiggins en 2012, Vincenzo Nibali en 2014 y Froome en 2017) ha ganado en París, pero en 2019 se le ha agregado un kilómetro extra de caminos de grava con una rampa final a más del 20% lo que hace de este ascenso aún más selectivo.
Aquí será donde el Team Sky buscará tomar el control de la carrera con su habitual tren de gregarios, pero la participación de Simon Yates (Mitchelton-Scott) podría ser un escollo con su actitud desafiante y siempre al ataque.
El ciclista de Mitchelton-Scott basó su larga estadía con la camiseta rosa en el Giro y la victoria general en la Vuelta en ganar tiempo en los cortos y empinados finales como este.
El problema para ciclistas como Yates podría estar en teoría en los otros finales en alto, que son notablemente más largos y a gran altitud. La escalada a Tignes en los Alpes y el icónico Tourmalet en los Pirineos se ubican a más de 2000 m, mientras que la escalada final de la etapa 20 a Val Thorens es de 33 km y finaliza a más de 2300 m de altura.
Estas son montañas aptas para escaladores a los que les gusta colocar un ritmo durante un período prolongado de tiempo, ciclistas como Nairo Quintana (Movistar Team). De hecho, debido a la corta prueba contrarreloj y la ausencia de etapas incómodas en la primera semana como los adoquines de la edición 2018, colocan al colombiano Nairo Quintana como uno de los grandes beneficiados de este recorrido, si es que puede redescubrir la forma y la consistencia que de alguna manera no ha mostrado últimamente.
Otros corredores que disfrutarán de estas subidas son Vincenzo Nibali (Bahréin-Mérida) y Romain Bardet (Ag2r La Mondiale), aunque Bardet estará algo disgustado con los organizadores de la carrera local al incluir nuevamente una contrarreloj por equipos en la primera semana, una disciplina donde perdió más de un minuto la última vez.
A Nibali y Bardet también les habría gustado más el énfasis de finales en el descenso, aunque la etapa 18, con el tríptico Col de Vars, Izoard y Galibier y su posterior descenso hasta la meta, podría ser el escenario perfecto para sacar a luz su gran habilidad.
Finalmente, una pregunta candente es si la ruta se adapta mejor a Chris Froome o Geraint Thomas, y qué impacto tendrá en la determinación de quién será el líder de Team Sky. Ambos tienen cualidades muy similares, por lo cual las características del recorrido les afectan de forma similar, pero es cierto que una semana inicial más convencional hará que a Thomas le resulte más difícil ganar tiempo como el conseguido en la edición 2018.
Aparte de eso, con un número tan inusual de finales en alto a más de 2000 m, la forma en que se enfrenten a las condiciones difíciles del bajo nivel de oxígeno y la gran altitud podría ser decisiva, como lo será para todos los contendientes en la carrera.