Cuando escuchamos el nombre de Lance Armstrong se relaciona de forma inmediata con el dopaje, y no es para menos después del revuelo que causo las confesiones del quien en ese entonces tenía en sus palmares siete victorias en el Tour de Francia.
A pesar de lo lejos que esta esa ultima victoria en el Tour y las confesiones del norteamericano a Oprah en 2013, Lance sigue presente en la actualidad del ciclismo. Ahora se habla mas de Lance que hace unos meses debido al documental de ESPN donde se “promete” contar la verdad de Armstrong.
Como sigue siendo tema de actualidad, el diario español Marca ha realizado un completo recuento de la historia de Lance Armstrong llamado “El verdadero Lance Armstrong” donde excompañeros, directores, médicos y rivales hablan sobre el norteamericano.
De la lectura se puede destacar dos cosas; la primera, donde se recogen las declaraciones del propio Armstrong sobre sus inicios en el dopaje a los 22 años, y la segunda, la opinión de personas que estuvieron muy de cerca de él.
Esta segunda llama mucho la atención… A Lance se le ha vendido como un monstruo que devoró la reputación del ciclismo y que coloco la sobra de la duda en lo que respecta a la limpieza del deporte. Pero hay una cara que es poco conocida y que vale la pena conocer de él.
Johan Bruyneel fue director de Lance Armstrong durante muchos años y con seguridad es alguien que podría hablar sobre la verdadera forma de ser de él.
«La gente cercana, donde me incluyo también a día de hoy, le tenemos cariño. Hay una diferencia entre cómo se piensa la gente que es y cómo es él realmente. Malo sólo puedo decir que era un arrogante, que tenía un ego muy grande y especial, pero por eso también ha sido quien ha sido a nivel deportivo. Era un competidor puro. Los que compiten y los que quieran ganar son así. Su carácter le ha servido mucho en el deporte, pero fuera de la bici le ha costado casi todo. Ahora ha cambiado, ha aprendido de todo esto. Es muy diferente, la vida en sí es un aprendizaje, pero como deportista le valoro mucho y cada vez más. Era un absoluto superdotado, con 16 años ya era una bestia. A nivel físico no he visto nada igual y eso, combinado con la mentalidad asesina que tenía en el deporte y su capacidad de sacrificio, le bastaba para ser invencible. Ullrich, por ejemplo, era igual de fuerte que él, pero más débil mentalmente y por eso ganaba Lance», dice Johan Bruyneel.
Su carácter prepotente y sus declaraciones le trajeron muchos enemigos, y varios de los que fueron sus compañeros se convirtieron en sus enemigos. Pero hay quienes aun sabiendo todo lo siguen defendiendo:
«Siempre será el ‘Boss’. Nadie lo va a superar, es el mejor y ya está. Soy pro-Lance. Viví una vida paralela a él. Le conozco desde cuando era un niño y venía con la selección americana. Sé el trabajo que le ha costado ser el mejor, su vida fue complicada como la mía que he estado en los olivos y en el campo curtiéndome. Le ha echado muchos cojones a la vida. Que no se nos olvide, que aquí tenemos mala memoria, que él es un referente. Y al ser el mejor ahí entran los recelos y las envidias. Hay personas que se beneficiaron de él y luego lo denunciaron, todos sabemos quién. ¿Por qué no lo hicieron en ese momento cuando les llegaba la nómina al banco? Quiero decir a todos los que le juzgan que piensen que, además de ganar 7 Tours, también ayudó a mucha gente. Fue un referente. No soy nadie para juzgar. Si hablamos de las cosas malas que hizo, también hay que hablar de las buenas», dijo Manolo “El Triki” Beltran, quien fue compañero de Armstrong en el US Postal, además de ser sancionado por EPO en 2008 mientras corría para el equipo Liquigas.
«Tenía muchos detalles. En 2003 estaba yendo de Jaén a Barajas para coger un avión que me llevase a la concentración pre-Tour. Se me fastidió el coche, que era un bólido que me había regalado Olano por la Vuelta que ganamos. Llegué tarde a los Pirineos, ya de madrugada cuando estaban desayunando. Él se levantó y dijo con todo el mundo escuchando: ‘¿No tienes dinero para comprarte un coche en condiciones?’. Todos se morían de la risa, yo no me lo tomé a mal. Porque él era así, irónico. Yo le dije que lo que tenía que hacer era ganar su quinto Tour y regalarme uno. Se levantó de la mesa del desayuno y dijo, con todos mirándole, ‘elige modelo y color'». Después ganaría y cumpliría porque «lo que ha hecho Lance no lo ha hecho nadie. No tiene porqué pedir perdón, es todo hipocresía. Tiene mucho mérito lo que ha hecho. Nunca dio positivo y le hacían controles en cualquier sitio que te puedas imaginar. En igualdad de condiciones, que es también como se corrió entonces, hubiese ganado siempre. Tiene mucho mérito», dijo Beltrán.
Benjamín Noval corrió para el US Posta/Discovery Channel desde 2004 hasta el 2007 y fue compañero de Armstrong, y Marca recogió una anécdota que retrata el carácter del norteamericano:
«En mi primer Tour en 2004 sufrí muchas caídas, sobre todo en la primera semana. Me caí cinco o seis veces antes de la contrarreloj. Estaba magullado, andaba destrozado y casi no podía descansar. Era mi primera experiencia y había mucha tensión en la crono por equipos, nos jugábamos mucho. Era de 67 km, salimos y en el km 30 ya no podía seguir el ritmo. Me quedé solo. La noche anterior no había dormido nada entre los nervios y los dolores. Me quedé descolgado a pesar de que estuvieron un rato esperándome. Al final ganaron y yo no quería subir al podio porque no me sentía partícipe. Pero Lance me obligó, me dijo que era parte del equipo y que tenía que subir. En la cena brindamos por la victoria. Habíamos completado un objetivo importante. Después de que todos se hablaron, Lance se levantó y dijo y brindó por mí. Dijo que yo era importante en ese equipo, que había apostado por mí y que estaba seguro al cien por cien de que iba a hacer un gran Tour. Por suerte luego sí fue así. Para un gregario y corredor joven como era fue un chute de ánimos», dijo Noval.
Marker Irizar también tiene palabras de aprecio hacia Armstrong ya que se comporto de forma especial cuando el español tenía cáncer: «Se portó muy bien conmigo. Me hubiese gustado que las cosas no hubieran sido así, pero yo no puedo juzgar lo que hizo. Se portó muy bien cuando tuve cáncer, después cuando estuve en el equipo RadioShack y también a posteriori».
Chechu Rubiera fue uno de sus escuderos mas fieles a Armstrong, y a pesar que no ha tenido contacto en los últimos años, tiene solo palabras de aprecio hacia el.
«La personalidad de Lance no la vamos a descubrir ahora. Se ha hablado tanto de él que todo el mundo tiene una idea de cómo es y casi siempre es acertada. Es una persona muy competitiva, quizá hasta al extremo y algo arrogante. Al menos durante esa época donde estaba en la cresta de la ola. Como compañero, a nivel personal y como deportista mi consideración es la más alta», dijo Chechu Rubiera.
«Nos felicitamos los cumples, de vez en cuando nos preguntamos cómo va la cosa por WhatsApp. La relación ahora es más fría porque hace mucho que no voy por Estados Unidos, pero yo le tengo aprecio y él a mí también. Creo que no estará contento del todo. Lo ha tenido que pasar muy mal. Él quedó en una situación personal mala y ha sufrido. Aunque el tiempo lo cura todo».
El tiempo pasa y las cosas han cambiado un poco, pero para Armstrong pareciera que no: «Cuando mi vida dio el giro que dio pensé que allá donde fuera siempre habría alguien que se me acercara y, enseñándome un dedo corazón, me gritaría fuck you, jódete. Pasan los días, pasan los meses, pasan los años, y nadie me grita el fuck you. Hasta creo ver en la cara de alguno, en la mirada, que me lo va a gritar, ¿me lo vas a gritar, eh?, pero nada. Han pasado cinco años. Estoy en Denver en un apartamento y llamo a un Uber, que espera enfrente, al lado de un bar. Cruzamos la calle, y se me acerca un tipo que me dice, ¡eh, Lance!, ¿qué pasa tío?, le respondo, y él se me acerca con el dedo, fuck you, fuck you, fuck you! Y seis o siete colegas se levantan de la terraza y le hacen coro a gritos: fuck you, fuck you, tramposo de mierda. Mi compañera me dice, venga Lance, entra en el coche, seguro que piensa, porque me conoce, que me voy a echar encima y darle una paliza al tipo, y eso habría hecho, seguro, la mayor parte de mi vida, porque estoy muy cabreado, y sé que tengo que hacer algo, yo soy Armstrong, no permito que me hagan eso, esto no puede quedar así. Entro en el bar y le doy al camarero mi tarjeta de crédito, me da igual lo que hayan tomado o lo que vayan a tomar o comer, aunque sea lo más caro, yo invito, pero con una condición, tienes que salir y decirles, muchachos, Lance os invita y os envía su amor. Hay gente que nunca se calmará. Siguen enfadados y lo estarán el resto de su vida».
Esta claro que Lance Armstrong se equivocó, falto a las normas y debió ser suspendido, pero sin duda hubo un doble rasero. El era el ciclista mas grande de la historia y se le castigo de tal forma que se colgó en lo mas alto de un árbol para que todos lo vieran. Pero esto lo único que demostró es que no recibió un trato igual a otros ciclistas que se doparon igual o más que él.
Esta impresión la tiene Armstrong quien en el documental hablo sin tapujos poniendo de ejemplos a Basso y Zabel: «Italia glorifica a Ivan Basso, lo tiene en alta estima, le ofrece un trabajo y lo invita a la televisión. Sin embargo, él no es muy diferente de mí o de Jan Ullrich. Italia demolió y mató a Pantani, Alemania desprecia a Ullrich pero ama a Zabel, que también se dopó. Y Pantani está muerto, jodidamente muerto», dijo Armstrong.
Aunque a muchos no les guste, Lance Armstrong es parte de la historia del ciclismo, de la parte oscura, pero si somos justos, habría que tratar por igual a muchos otros ciclistas que hicieron lo mismo que el, y en ocasiones cosas peores que él.
Ana María García García
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