No importa si se es un ciclista amateur o profesional. Tampoco si se sigue habitualmente el ciclismo o si se prefieren otros deportes. Todo el mundo conoce el Col du Tourmalet.
Pero ¿por qué? Sin duda, hay muchas razones por las que este puerto de montaña se ha hecho un hueco en el imaginario colectivo de la sociedad mundial. Aquí las vamos a analizar.
Pura historia del Tour de Francia… y de otras carreras ciclistas
El Tour de Francia nació en el año 1903. Su organizador fue el diario francés L’Auto-Vélo, que hoy en día conocemos como L’Équipe. ¿El objetivo? Vender más periódicos.
Sin embargo, la carrera fue enormemente exitosa, lo que llevó a Henri Desgrange a elevar el número de desafíos presentes durante las etapas. En 1910 se le ocurrió que el Tour de Francia debería ascender por primera vez una montaña que superase los 2000 metros de altura sobre el nivel del mar (msnm). ¿Cuál fue la elegida? Efectivamente, el Col du Tourmalet.
El Tourmalet no solo fue el primer puerto de montaña que superó los 2000 msnm en el Tour de Francia, sino en el ciclismo profesional en general. El primer ciclista que lo coronó fue Octave Lapize, que aseguró a la prensa que los organizadores eran “unos asesinos” por haberlo incluido en el recorrido.
Sin embargo, el Tourmalet no es solo patrimonio del Tour de Francia masculino. En 2023, fue incluido también en la etapa del 29 de julio del Tour de Francia femenino. Además, también forma parte del recorrido oficial de la Vuelta a España, que ya trató de ascenderlo en 2020. Sin embargo, las restricciones sanitarias lo hicieron imposible. Se ascenderá en la 13ª etapa, es decir, el 8 de septiembre.
Un lugar histórico para el ciclismo español
La popularidad de este puerto y el seguimiento que recibe en cada ascenso puede verse en las audiencias de televisión y en el número de apuestas deportivas en vivo y en directo que realizan los aficionados. Sin embargo, todo esto sería difícil de entender entre el público español si no fuese por determinados hechos históricos.
En primer lugar, este monumento pirenaico, que forma parte del “Círculo de la Muerte” junto al Aubisque, el Peyresourde y el Aspin, se convirtió en la montaña preferida de Federico Martín Bahamontes. Él fue el primer ciclista español en ganar el Tour de Francia (lo hizo en la edición de 1959) tras haber sentado cátedra en su ascensión a este puerto.
Sin embargo, el ciclista español más laureado en el Tour de Francia también guarda un grato recuerdo del Col du Tourmalet. Hablamos, cómo no, de Miguel Induráin. En sus rampas fraguó la que, a la postre, sería su primera victoria en la “grande course”. Dos años después, en 1993, evitó que Tony Rominger le arrebatase el liderato haciendo un descenso como nunca antes se había visto. Le recortó 50 segundos en menos de 12 kilómetros.
Estas son las razones que han llevado al Tourmalet a convertirse en una de las montañas más emblemáticas del mundo del ciclismo. Estamos seguros de que nos brindará multitud de nuevas gestas tanto en el Tour de Francia como en la Vuelta a España en los próximos años.