Para Alejandro Valverde, el Campeonato Mundial siempre había sido esquivo. Siempre estaba cerca y se le escapaba por cualquier detalle. Pero después de seis vivistas al pódium en los Mundiales, más que cualquier otro ciclista en los 91 años de historia de la carrera de ruta, el español finalmente pudo imponerse y ganar la camiseta arcoíris en Innsbruck.
A los 38 años, Valverde es el segundo ciclista de más edad en ponerse las camiseta arcoíris después de Joop Zoetemelk, que tenía casi 39 años cuando ganó su único título mundial en 1985.
«Esta es la victoria que he anhelado. Siempre he querido ser el Campeón del Mundo. También estaba persiguiendo el Tour de Francia, pero no pude, pero finalmente soy el Campeón del Mundo», dijo Valverde en su conferencia de prensa posterior a la carrera, a la que asistió el ex campeón mundial español Oscar Freire.
«Ha habido otras veces en el Campeonato Mundial en el que he tenido la fortuna de correr con compañeros que han ganado el título mundial, como Oscar, pero llevarlo yo mismo es genial.”
«He llorado muchas veces, pero la verdad es que fue un momento muy emotivo ser el campeón del mundo. Lo he estado persiguiendo desde siempre y obtuve seis medallas, pero nunca pude tomar el oro. Finalmente me siento increíble. Tengo que agradecer a la selección española, hicimos un campamento de entrenamientos juntos en Sierra Nevada antes de esta carrera y realmente ayudó. Realmente teníamos una buena vibra, sabíamos dónde estábamos en la carrera y nos han ayudado muchísimo para obtener esta victoria».
En medio de la alegría y el alivio de Valverde, su victoria, por supuesto, será recibida con escepticismo dado que cumplió una suspensión de dos años por dopaje tras la investigación de la Operación Puerto y de la cual se ha negado a admitir su culpabilidad o hablar de dopaje.
Valverde parecía cómodo cuando ascendía por la brutal escalada al Hôll con Romain Bardet y Michael Woods. De lejos, el mejor velocista del trío puntero, ni Woods ni Bardet estuvieron dispuestos a llevar a Valverde a la línea de meta en los últimos dos kilómetros, a pesar de que Tom Dumoulin se acercaba y finalmente los atrapó.
«Cuando vi a Dumoulin venir, pensé que alguien estaba perdiendo su medalla porque después de todo era otro rival que vencer y es muy difícil porque puede sorprender con un ataque desde lejos», explicó Valverde.
En el último kilómetro, Valverde estaba atrapado en el frente, forzado a liderar el sprint ya que los demás sabían que esta era su única oportunidad, pero siguió rodando sabiendo que más ciclistas podrían sorprender desde atrás.
«Por supuesto que hubiera preferido estar en la segunda o tercera posición para controlar los movimientos de mis rivales, pero yo era el primero y no sabía quién estaba detrás y qué tan lejos estaban. Decidí no parar y solo relajarme un poco para mantener algo en mis piernas para el sprint final. A 300 metros del final, vi que no se movían, así que tomé esto como una oportunidad para lanzar el sprint”.
Valverde llegó a los Mundiales de Innsbruck como uno de los principales favoritos, junto a Julian Alaphilippe, pero habían pasado cuatro años desde que había visitado el podio cuando se llevó el bronce en Ponferrada en 2014. Terminó quinto en Richmond la temporada siguiente y no compitió en 2016 debido a un grave accidente en el Tour de Francia 2017 que lo dejo fuera el resto de la temporada.
Hubo momentos en que Valverde pensó que no llegaría y aunque Innsbruck era una gran oportunidad para él, trató de prepararse como cualquier otra carrera.
«Lo pensé varias veces, pero ya no estaba obsesionado con esta carrera y mi objetivo. Venía todos los años con la esperanza de hacerlo lo mejor posible. Era difícil alcanzar el objetivo porque era uno de los favoritos. Afortunadamente, todo se combinó este año con el recorrido, el clima y el equipo.”
«Lo que siguió después de mi accidente en el Tour de Francia el año pasado ha sido un verdadero regalo para mí. Tenía miedo de que el accidente fuera el final de mi carrera. No estaba seguro de que me recuperaría después, pero pude regresar a las carreras en buena forma y obtener la camiseta arcoíris. Lo que sea que venga después es un regalo”.