El ciclista suizo Silvan Dillier (AG2R La Mondiale) terminó en la segunda posición en la Paris-Roubaix después de ser el único superviviente de la fuga original.
El campeón suizo fue parte de la escapada durante toda la carrera, hasta el final cuando llegó al velódromo junto con el triple campeón mundial Peter Sagan.
«Es difícil describir cómo me siento. Hay un poco de decepción pero sobre todo una gran satisfacción», dijo el ciclista al final de la carrera. «Esta mañana, no estaba pensando en el podio… pero tuve que encontrar la receta correcta en el camino. Terminé con Peter Sagan, actualmente el mejor ciclista del mundo, y no puedo estar triste por haber conseguido el segundo lugar. «
El grupo del frente se hizo cada vez más pequeño a medida que las secciones adoquinadas pasaban y un alto ritmo marcado por Sagan solo dejaba a Dillier con el Campeón del Mundo. «Al final, cuando éramos solo yo y él, pensé que lo más importante sería no ser atrapado, y le dije que deberíamos trabajar juntos, que es lo que hicimos», explicó.
«En el sprint, traté de jugar con la fuerza de mi experiencia en la pista, pero él era demasiado fuerte para mí. Este segundo lugar demuestra que soy capaz de superarme en una carrera».
Dillier no iba a correr en París-Roubaix debido a un dedo fracturado cuando disputaba la Strade Bianche, lo que le hizo perder la mayoría de las clásicas de adoquines. Con la ausencia de Rudy Barbier, que se estrelló en el Tour de Flandes, el suizo tomó su posición en la carrera francesa.
A pesar de que aún no se recupera al 100% de su lesión en su dedo, Dillier mostro una excelente forma, pero no fue suficiente para derrotar a Peter Sagan que venía inspirado desde su ataque a 54 kilómetros de la línea de meta. Dillier trabajo muy bien con Sagan y mantuvieron al grupo de persecución controlado en todo momento, pero al llegar al velódromo las cosas no fueron muy bien para el ciclista suizo, Sagan mostro que estaba intratable y consiguió una hermosa victoria.
«Con Peter, diría que es como un ángel y un demonio en la misma persona», dijo Dillier con una sonrisa irónica. «Un ángel porque trabajó conmigo muy bien, un demonio, porque si vas con él en una carrera de hombre a hombre hasta la línea de meta, es difícil de superar».