La rutina post-etapa de Tom Dumoulin cambió repentinamente en el final de Piancavallo, con el holandés libre para ir a su autobús del equipo Sunweb y calentar en los rodillos después de perder la maglia rosa con Nairo Quintana.
Dumoulin ha llevado la camiseta rosa como líder del Giro de Italia durante 10 días desde que dominó la prueba contrarreloj en Sagrantino de la etapa 10. Sobrevivió a la necesidad de una parada súbita al inodoro y problemas del estómago en la etapa 16 y mantuvo la camiseta con determinación y agresividad, pero sufrió en la subida a Piancavallo mientras sus rivales se batían para conseguir sacar provecho a su mal día.
Dumoulin empeoró las cosas al cometer lo que llamó «un error de novato» al principio de la etapa cuando fue capturado en la parte trasera del pelotón en el descenso de la Cima Sappada.
Él y sus compañeros de equipo se vieron obligados a perseguir durante una loca media al Movistar Team y al Bahréin-Mérida quienes dividieron el pelotón en un intento de poner la maglia rosa en problemas. La carrera finalmente volvió a unirse, con Dumoulin admitiendo su error y extinguir la tormenta de algunos medios de comunicación y redes sociales que sugerían de que Nibali y Quintana había atacado mientras Dumoulin se detuvo para orinar.
«Tenía las piernas malas desde el principio y cometí un error de novato, sentado en la parte de atrás del grupo en el descenso. A continuación, Bahréin y Movistar dividieron el grupo y yo estaba en el segundo grupo y necesitaba, con mis piernas malas regresar en medio de la etapa», admitió Dumoulin, mientras sacaba el dolor de sus malas piernas sobre los rodillos.
“Quizá Nibali intentó darme una lección hoy… ¡Parece ser! Si este es el karma entonces es bueno, si este fue mi mal día y tengo buenas piernas mañana, entonces estoy feliz», dijo Dumoulin con una sonrisa, sabiendo del cruce de declaraciones con Nibali y luego su disculpa antes del inicio de la etapa habían causado revuelo.
Esta vez no hubo críticas y acusaciones, sólo una confesión honesta:
«Nibali hizo un buen trabajo y el Movistar hizo un buen trabajo. Se beneficiaron de mi mal día, eso es bueno para ellos, pero malo para mí», dijo.
Dumoulin estaba bien protegido por sus compañeros de equipo en la aproximación a la subida hasta Piancavallo. Parecía probable que defendiera su camiseta rosa como lo había hecho en el mismo final a Oropa el pasado sábado. Sin embargo, una semana es mucho tiempo en una gran vuelta, y Dumoulin estaba en problemas; Estaba claro con solo ver su rostro. Apenas iniciar las primeras rampas, se deslizó hasta la parte trasera del grupo y entonces perdió el contacto con más de 11 kilómetros a la línea de meta.
Podría haber sido un desastre total, pero Simon Geschke le dio una ayuda vital y mantuvo el pelotón a la vista. Entonces Dumoulin luchó hasta el final, como lo hizo en la etapa a Bormio después de su repentina parada por la llamada de la naturaleza. Cruzó la línea a 1:15 sobre Pinot y Zakarin, 1:09 abajo de Quintana y 1:07 detrás de Nibali.
Dumoulin ahora se encuentra 38 segundos abajo de Quintana pero lleva tiene a Nibali a cinco segundos. Pinot está cuarto en la general en 53 segundos de Quintana, con Zakarin quinto a 1:21 y Pozzovivo sexto a 1:30. Todos han corrido por 3.389 km hasta el momento en la edición 100º Giro de Italia, pero están todos dentro con 90 segundos, con solo dos etapas restantes.
«En la final traté de limitar mis pérdidas y lo hice muy bien. Creo que con las piernas buenas habría sido posible quedarse con ellos, pero las piernas no estaban allí», explicó Dumoulin.
«Por suerte, mi equipo fue muy fuerte hoy. Me salvaron un par de veces, así que tengo que darles las gracias, de lo contrario habría sido un día mucho peor. Malas piernas hoy, pero espero que sean mejores mañana.»
Cuando se le preguntó qué pasará durante la última etapa de montaña del sábado sobre Monte Grappa y luego hasta Asiago, Dumoulin prefirió no hacer predicciones detalladas. Sólo puede esperar que pueda quedarse con o limitar de nuevo sus pérdidas con sus rivales en la general y luego luchar con un gran esfuerzo en la contrarreloj en Monza de 29,3 kilómetros hasta Milán el domingo.
“Hoy tuve malas piernas. Espero que sea sólo hoy», dijo. «No sé cómo van a ser mañana, sólo espero que sean mejores.»